tiempoEn una época en la que el mundo profesional y el mundo de Kronos  parecen entrar en conflicto permanente, se habla mucho de la gestión del tiempo en las organizaciones, en los directivos y también en los trabajadores.

Una primera perspectiva general, que podemos llamar “managerial”, identifica al tiempo (como en general hace esta perspectiva con todo factor relacionado con la marcha de las empresas e instituciones) con un recurso escaso, que hay que administrar bien para mejor contribuir a los objetivos de la organización, para ser más eficaz, y para que el profesional optimice sus acciones dentro de dicho objetivo a la vez que gestiona el tiempo para sí mismo.

Un exponente completo de esa visión es la que nos presenta el ingeniero Manene en su blog.

La Universidad de Cádiz publicó un artículo sobre la organización del tiempo en el estudio, ofreciendo consejos prácticos a sus estudiantes.
La realidad es que nos enfrentamos a un reto casi imposible de resolver: cada vez tenemos menos tiempo en nuestro trabajo, pero nuestro trabajo cada vez nos exige mejores resultados, por ejemplo en términos de calidad de los servicios, atención personalizada, seguimiento de cada proceso, etc. En este sentido, la gestión del tiempo ofrece una serie de herramientas de corte racionalista y de propósitos prácticos destinados a ayudarnos a alcanzar esos resultados mejores.

Pero existe una segunda perspectiva que, de manera general, podemos asociar con la idea del “sentido del tiempo”.

Biedma reflexiona sobre “El sentido del tiempo y la vida del espíritu”, llevando la cuestión al ámbito de lo personalísimo e interior, afirmando que “el tiempo es la vida del alma”.

Pilosof habla aquí de conciencia y sentido del tiempo.

En nuestra opinión, y desde el ámbito de las organizaciones, hoy en día las condiciones de la vida profesional hacen imposible desligar el tiempo del trabajo del tiempo personal, y escindir el tiempo eficaz destinado a lograr objetivos organizacionales y el tiempo destinado no sólo a las metas personales, sino a lograr un sentido del tiempo que permita a la persona, hacerse dueña de su decurso y construir su existencia en las pequeñas y en las grandes cosas.

Nuestra hipótesis es que si el profesional no puede ser dueño de ese decurso, difícilmente se podrá comprometer plenamente con la organización. Por ello, la gestión del tiempo en las organizaciones debería plantearse dentro de un apartado mayor dedicado al sentido del tiempo.